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La Liga de la Juventud Comunista de Canadá (YCL-LJC), junto al Frente de la Juventud Comunista de México (FJC), denuncian la injerencia del sindicato canadiense Unifor en la negociación de un nuevo contrato colectivo en la planta de General Motors en Silao, México.

Reconocemos inequívocamente el derecho de los trabajadores mexicanos a desafiliarse del sindicato corporativista y pro-empresarial de la CTM, conocido por su uso de la intimidación y que había impuesto el contrato colectivo al que ellos estaban encerrados. También celebramos inequivocablemente la victoria de los 7000 trabajadores que lo rechazaron en 2021 y decidieron afiliarse al Sindicato independiente nacional de trabajadores trabajadoras de la industria automotriz (SINTTIA).

Sin embargo, no podemos apoyar que un sindicato extranjero, de un país imperialista aún más, interfiera en la democracia obrera en México. Si bien en el corto término y en una situación puntual se pueden obtener algunos logros, lo cierto es que el abandono de la soberanía de nuestros sindicatos y organizaciones obreras va en contra de los intereses globales de todos los trabajadores mexicanos y canadienses.

Esta no es nuestra visión del internacionalismo proletario. Al contrario, este acuerdo representa su perversión. En realidad, él busca disfrazar los objetivos monopolísticos de los acuerdos de libre comercio en general, y del Acuerdo México-Canadá-EEUU en particular, y forzar su aceptación por parte de lascapas popularesde nuestros dos respectivos países, así como de los Estados Unidos. Esto es exactamente lo que atestigua el ex presidente de Unifor, Jerry Dias, cuando dice: "Esto es exactamente lo que trabajamos tan duro para lograr durante las conversaciones para renegociar el TLCAN. Todos los trabajadores merecen tener unas voces reales en su lugares de trabajo".

Reiteramos nuestro compromiso con una colaboración sindical más fuerte a nivel internacional. Sin embargo, ésta debe desarrollarse sobre la base de la soberanía y la igualdad de los pueblos y las naciones. Sin esta condición sine qua non, los pueblos, la juventud y los trabajadores de nuestros países se ven obligados a competir entre sí. Ésta colaboración sindical debe ser el resultado de un sindicalismo de clase, no de un sindicalismo amarillo de colaboración con los grandes monopolios y de acompañamiento de sus objetivos imperialistas.

Quienes creen que más libre comercio, más integración económica con el capital norteamericano, más accordes dichos de libre comercio y más OTAN son la solución a los problemas de los trabajadores, están entregando a la clase obrera en bandeja de plata a sus amos. En un contexto de exacerbación de las contradicciones del capitalismo globalizado y del imperialismo a escala internacional, tal maniobra sólo puede conducir a que los trabajadores paguen el precio más alto posible por la dominación capitalista: la guerra.

Porque el capitalismo globalizado es la guerra.

 

YCL-LJC of Canada and FJC de México

Joint Statement

The Young Communist League of Canada (YCL-LJC) and the Communist Youth Front of Mexico (FJC) jointly denounce the interference of the Canadian union Unifor in the negotiation of a new collective agreement at the General Motors plant in Silao, Mexico.

We unequivocally recognize the right of Mexican workers to disaffiliate from the corporatist, pro-business CTM union, which is known for its use of intimidation and which had imposed the collective agreement that they were locked into. We also wholeheartedly welcome the victory of those 7,000 workers who rejected it in 2021 and decided to join the National Independent Auto Workers Union.

Nevertheless, we cannot support a foreign union, from an imperialist country, interfering with workers' democracy in Mexico. While in the short term and in a specific situation, some gains can be made, the fact remains that the abandonment of the sovereignty of our trade unions and workers' organizations goes against the global interests of all Mexican and Canadian workers.

This is not our vision of proletarian internationalism. On the contrary, this agreement is its perversion. It actually seeks to disguise the pro-monopoly objectives of free trade agreements in general, and the U.S.-Mexico-Canada Agreement (Mexico-Mexico-Canada Agreement) in particular, and to sweeten the pill in order to force its acceptance by the working masses of our two respective countries as well as the United States. This is exactly what former Unifor President Jerry Dias testifies to when he says: "This is exactly what we worked so hard to achieve during the talks to renegotiate NAFTA. Every worker deserves a real voice in their workplace."

We reiterate our commitment to stronger trade union collaboration at the international level. However, this must be developed on the basis of the sovereignty and equality of peoples and nations. Without this sine qua non condition, the peoples, the youth and the working people of our countries are forced into competition one with each other. It must be the result of a class unionism, not a yellow unionism of collaboration with the big monopolies and of accompanying their imperialist aims.

Those who believe that more free trade, more economic integration with North American capital, more TIEAs (Tax Information Exchange Agreements) and more NATO are the solution to the problems of the workers are handing the working class over on a silver platter to its masters. In a context of exacerbated contradictions of globalized capitalism and imperialism on an international scale, such a manoeuvre can only lead to the workers paying the highest possible price for capitalist domination: war.

For globalised capitalism is war.